La máscara de la iniquidad
CADA VEZ QUE VEO TU CARA me dan ganas de abofetearla. He procurado soportarte, pero se ha convertido en un esfuerzo titánico, un sufrimiento atroz que quema mis glándulas submaxilares, haciendo que los alveolos mucosos se evaporen por tu fétido aliento de alimaña, salido de un inframundo sintético.
Lo he intentado todo; Dios sabe que lo he hecho, pero no puedo...
La resistencia de mi ansiedad ha llegado al límite de la legalidad; y estoy dispuesto a cruzar esta febril línea que nos separa, para cumplir mi deseo y aniquilar tu ser como si fueras un muñeco de trapo.
Y después, derramaré gasolina sobre los guiñapos que hayan quedado, para condenarte al fuego eterno.
¿Me habré vuelto loco?
Quizá, pero esta noche mi ángel de la guarda dormirá a mi abrigo junto a mi cama, y tú te habrás volatilizado.
Lo he intentado todo; Dios sabe que lo he hecho, pero no puedo...
La resistencia de mi ansiedad ha llegado al límite de la legalidad; y estoy dispuesto a cruzar esta febril línea que nos separa, para cumplir mi deseo y aniquilar tu ser como si fueras un muñeco de trapo.
Y después, derramaré gasolina sobre los guiñapos que hayan quedado, para condenarte al fuego eterno.
¿Me habré vuelto loco?
Quizá, pero esta noche mi ángel de la guarda dormirá a mi abrigo junto a mi cama, y tú te habrás volatilizado.
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