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lunes, 25 de junio de 2018

Máximas íntimas y Pensamientos desnudos

Ella me miró con sus ojos inyectados en absenta; su cuerpo desnudo reposaba sobre un lecho de rosas púrpuras, pero su alma hacía tiempo que había abandonado el trauma de la realidad, para iniciar un viaje frenético a través de autopistas de regaliz en dirección de un mundo de sueños robados. Allí se encontró con el dragón, que sentado en el techo de una cabaña de caramelo se fumaba su pipa con absoluta calma; y al payaso de sonrisa triste, que se paseaba con botas de chocolate y un paraguas de lunares agujereados, en su mano.

Pero el viaje se acaba y ahora, su tristeza yace sobre su cama, junto al punzante dolor de espalda que le impide conciliar el sueño, noche tras noche, hasta que de nuevo, absorbe los vapores de ácido surrealista, que la boca de una locomotora cataléptica expulsa con furia a un cielo de carbón, para subirse a un carrusel de emociones psicodélicas, necesarias para aguantar un solo día más...