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miércoles, 12 de septiembre de 2018

Máximas íntimas y Pensamientos desnudos

Me dijeron que te habías ido y una lágrima de porcelana se derramó por mi rostro. El mundo se hundió bajo mis pies, las auroras boreales apagaron su luz, los océanos se evaporaron en un suspiro, las nubes se precipitaron al frío suelo, mi corazón se detuvo como un viejo motor averiado y mi sangre se coaguló en el interior de unas arterias rígidas y oxidadas…
Todos me aconsejaron que hiciera los preparativos y me despidiera, pero no podía pensar con claridad, mi cerebro estaba anegado de recuerdos… Nuestras vacaciones en la playa, el día que nos quedamos atrapados en la nieve, la noche en la que nos besamos por primera vez, la tarde que decidimos pasear bajo la lluvia y llegamos a casa empapados, pero felices...Y ahora, debía despedirme y no sabía cómo hacerlo; nadie te prepara para esto y un escalofrío me agitó con fuerza, no podía respirar, sentí un profundo ahogo en la garganta... Y entonces, cuando el hades llamaba a mi puerta, mis ojos se abrieron súbitamente a la luz, me encontraba despierto y tu cuerpo desnudo se enroscaba en el mío. Te besé en la mejilla, y en susurros te prometí que nada ni nadie nos arrebataría el espacio y el tiempo, porque lo habíamos hecho nuestro.